La crisis ha traído consigo que para algunas familias la paga de un hijo
se convierta en un artículo de lujo. Tal privación, lejos de ser un
problema para muchos hijos, les obliga a buscar un trabajo, no solo para sostener sus gastos, sino también en muchos casos para ayudar al sustento familiar.
Pero si la economía familiar lo permite, la disyuntiva sobre dar la paga o no a un hijo,
no se ve menoscabada por la precariedad de la economía familiar, siendo
ésta una opción libre, solo limitada por la cuestión de si educa mejor o peor.
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